La sanidad divina y los milagros

Se puede vivir la sanidad divina y también los poderosos milagros de Dios en nuestra vida como creyentes. La fe siempre estará operando en nosotros a través de diferentes tipos de circunstancias inesperadas.

Los dones de la fe y los milagros pertenecen a la familia de los nueve dones espirituales que hemos recibido de parte del Espíritu Santo, quien nos otorgó estos valiosos dones el día que decidimos empezar a caminar dentro de su poderosa dirección.

Dios tiene diferentes maneras de sanar las enfermedades. Él no se limita a sanar las enfermedades de una sola forma, porque Él tiene el poder de manifestarse en la vida de los creyentes, como crea que es mejor para ellos. Nuestro Padre celestial siempre va a operar de manera extraordinaria a través de nuestra fe en sus promesas.

La sanidad divina

Esta siempre opera diferente a los milagros, porque, aunque se manifiesta a través de un proceso progresivo en la persona que la está recibiendo por su fe, siempre logrará cumplir su propósito divino exitosamente en Cristo Jesús.

La sanidad divina siempre se manifestará a través de nuestras palabras. A medida que el creyente declara que está sano, la sanidad irá tomando fuerza en el área afectada, creando por la fe el milagro esperado.

Podemos comparar a la sanidad divina con el proceso de una mujer que está embarazada, porque dentro de su vientre hay una criatura en proceso de desarrollo. La mujer que está embarazada debe tener ciertos cuidados, para que pueda llegar a dar a luz a su futuro hijo, de otra manera podrá perderlo durante su embarazo por un pequeño descuido. El creyente debe tener cuidado con los pensamientos negativos, porque ellos pueden abortar su sanidad o milagro esperado a través de la duda, entre otros malos pensamientos. La sanidad divina se fortalece a través de buenas expresiones de poder. 

El creyente debe estar siempre realizando poderosas declaraciones de amor, fe y valor en medio de su enfermedad, declarando siempre sobre su cuerpo que está sano en el nombre de Jesús, aunque algunas veces sienta lo contrario, porque la fe siempre estará sobre los síntomas de la enfermedad. 

Lucas 17: 14-19.
Cuando Jesús sano a diez leprosos, les dijo: vayan a presentarse al sacerdote, mientras ellos iban caminando fueron sanados completamente, sus cuerpos quedaron limpios de la lepra, recuperaron partes de su cuerpo nuevamente por su fe, ellos caminaban declarando su sanidad y eso mismo recibieron porque creyeron.

Los milagros son inmediatos

El poder sanador de Dios se revela también a través de poderosos milagros al momento de la oración de fe. Los creyentes solamente deben abrir su hermoso corazón a la promesa del Señor y recibirán la promesa; esta se hará realidad por su fe.

El creyente no debe esperar a que su enfermedad desaparezca para creer; él debe declarar su milagro para que esta sea totalmente erradicada de su cuerpo para siempre en el nombre de Jesús. El poder del Señor se manifestará en el creyente para crear todo lo que está necesitando.
Marcos 5: 25-34.
Miremos el milagro que recibió una mujer, quien desde hacía 18 años estaba padeciendo de un flujo de sangre continuo en su cuerpo, esta enfermedad le había alejado de su familia, sus relaciones y de sus actividades diarias, ella también había gastado todo su dinero en médicos; pero su salud en lugar de mejorar, estaba empeorando cada día.

Esta mujer un día escuchó que algunas personas habían sido sanadas a través de Jesús, estas palabras empezaron a animar una vez más su fe, para dirigirse hacia donde se encontraba Jesús. La mujer de flujo de sangre creyó que al tocarlo iba a poder recibir su milagro. Cuando ella logró tocar el borde de su manto, el poder salió de Jesús y entró en su cuerpo, creando el milagro que estaba buscando por su valiosa fe.

Aquella mujer quedó totalmente sana de su enfermedad, porque creyó con todo su corazón y recibió lo que esperaba. Cuando Jesús supo lo que había sucedido, le dijo: ¡Mujer, grande es tu fe, has sido sanada! Entonces la mujer que fue sanada regresó a sus actividades diarias y a su familia.

La sanidad a través de la medicina

Isaías 38: 1-5, 21.
Dios utiliza la medicina o la ciencia también para hacer poderosos milagros. En una ocasión el rey Ezequías había enfermado de gravedad, entonces Dios le envió a su empleado, Isaías, para poder comunicarle acerca de su muerte y partida de la tierra de los humanos. El rey Ezequías debía ordenar todas sus cosas antes de morir por mandato del Señor; pero él hizo lo contrario, él empezó a apelar a Dios a través de su oración. Ezequías apeló a su vida llena de honestidad, sus buenas obras, también a su integridad, entre otras cosas que estaban a su favor.

Cuando Dios escuchó las verdades de Ezequías, entonces respondió a su petición, para que él continuara viviendo durante muchos años en la tierra, otorgándole quince años más de vida. Para que esto sucediera, le entregó a su empleado Isaías una receta medicinal, la cual entregó a los científicos para que estos preparasen el medicamento que sería aplicado en su llaga. Cuando los médicos recibieron el medicamento y lo aplicaron, él recuperó su salud y la promesa de vivir quince años más se cumplió.

La medicina fue creada y aplicada según las recomendaciones de Dios en área afectada. Esto se realizó por un periodo de tiempo señalado, hasta que su enfermedad desapareció totalmente por su fe.

El ladrón de milagros

Algunas veces regresan síntomas ciertos a los creyentes, de una enfermedad de la cual ya han sido sanados, ellos empiezan a creer que han perdido su sanidad. La sanidad no se pierde, ni tampoco es que la enfermedad ha regresado, sino que Satanás trae estos engaños a través de dichos síntomas, para que tu fe vacile a través de pensamientos negativos y empieces a declarar una enfermedad que ya no pertenece a tu cuerpo. 

Cuando sientas un síntoma del pasado, debes empezar a expulsar los pensamientos negativos y empezar a declarar que ya has sido liberado de dicha enfermedad. 

Como creyente debes empezar a bendecir tu cuerpo a través de las promesas de Dios, de esta manera, estos pensamientos no volverán a tener poder en tu vida ni en tu maravilloso porvenir, el cual está lleno de ricos bienestares y abundante felicidad.

Hemos mirado tres maneras en que Dios puede sanar a todos los creyentes.
A través de la sanidad divina, la cual es progresiva, esta se manifiesta a través de poderosas declaraciones de fe.

Por medio de los milagros, que son inmediatos por la fe del creyente que los necesita.

También usa la ciencia, porque nuestro Padre celestial da la capacidad a la ciencia para crear la medicina.

Cualquiera que sea la forma en que se manifestará tu sanidad, siempre será

 la mejor de parte de Dios, porque Él siempre tendrá cuidado de ti en todo momento. 

Apóstol. Alex Torres.

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4 comentarios en “La sanidad divina y los milagros”

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